Una maleta de ladrillos a cuestas
me decido a verla detenidamente
al abrirla me encuentro con cartas
aburridas de leer, llenas de lágrimas
de gritos sórdidos
de miradas culpables
de sombras donde las escondo
pesadas como yunques
afiladas, frías y enconadas
No muy a gusto
leo con calma
leo lo que puedo
letras huérfanas
sílabas disléxicas
parecen elocuentes
engañosas
incluso intoxicadas
Cierro los ojos y olvido los ladrillos
las cartas
las lágrimas
los yunques
veo tu voz
tu rostro
tu nariz a medias
respiro tus ojos
me cuelo, me sumerjo
aquí estoy
siempre amándote
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